viernes, 30 de septiembre de 2011

Algunas ideas para debatir

La construcción de "conocimiento significativo", implica cambio interior. Modifica la intimidad, haciéndonos crecer, pensar y reaccionar de manera diferente, y nos permite comprender al otro, desde ángulos impensados en el pasado.

El problema es que no habitamos una casa de estudios donde el conocimiento se haya impartido desde esta concepción, sino desde modelos basados en la acumulación de datos y leyes preelaborados, que se apilarían ordenadamente para estar siempre frescos, actualizados y a mano, como herramientas para entender la realidad.

Desde ese punto de vista, enseñaría mejor quien memoriza más datos y cita referencias que nadie conoce, tratando como a ignorantes a aquellos que se acerquen a escuchar, marcando el camino de cómo y porqué hacer, y no aquel que permite que los demás aprendan sin indicarles los cómo, porqué, para qué o dónde, quizá desde una actitud que describe Rita cuando dice que “un buen docente debería poder meterse en el agua con los estudiantes y hacer las cosas juntos”, idea que me trae recuerdos sobre una carta que envió Mao Tse Tung desde Yenan en 1942, donde incluía la metáfora de “acampar entre las flores”, para .referirse a la actitud que debían tener los intelectuales y artistas con el pueblo.

Si el aprendizaje es cambio interior, cada uno lleva a cabo un proceso que no tiene reglas fijas y elige con qué quedarse de cada experiencia, entonces ningún docente tiene derecho a ir más allá de las puertas de la individualidad blandiendo tal o cual verdad probada, a riesgo de condicionar al libre albedrío y la creatividad de los que escuchan.
Como docentes, debemos sentir gran respeto por las vivencias y conocimientos que cada alumno trae, que cada uno de nosotros atesora, y quizá, en el mejor de los casos ver la manera de interrelacionarlos de forma diferente, grupal y personalmente, para que cada uno guarde de este proceso lo que esté a su alcance, lo que le atraiga, lo que pueda guardar.

Pero resulta que nos hemos dedicado tercamente a recordar ideas escritas y formas concebidas en otros contextos y ordenados en el tiempo, dando menor importancia a las problemáticas que atraviesan pasado presente y futuro.
Y es entendible.
Frente al terror de aquello que ni siquiera sabemos que no sabemos, se nos presenta un camino, solo uno posible en medio de tanta oscuridad, para ir paso a paso, apilando casos, personas, cosas. Un camino que no lleva a la reflexión creativa y el cambio interior, pero que va en sentido definido, no produce vértigo, tranquiliza, es amigable y por añadidura permite establecer fácilmente quién llegó mas lejos y quien quedo tirado en el camino. Quien deberá ser promovido porque archivó correctamente sus datos, y quién no supo organizar un fichero tan amplio y ordenado.

La estructura que utiliza la facultad dividiendo la historia en partes, es una propuesta que sectoriza la historia en estanterías ordenadas, en porciones, y los docentes que nos movemos en esas estructuras tendemos a reproducir esas leyes de generación de un conocimiento que busca incorporar la mayor cantidad de datos posibles, listos para “usar”. Mucho más, si los profesores más acreditados, más leídos, de más autoridad, derrochan imágenes que maravillan nuestros sentidos y nos dan letra para deslumbrar a los alumnos recién llegados y hacerlos nuestros seguidores ciegos, que a menudo hasta nos aplauden por decirles como es la realidad, y que se espera que repitan.

Un círculo vicioso que ya es tiempo que comencemos a pensar en romper, para poner en tela de juicio los modelos de acumulación cronológica de datos y la estancia de los docentes en cajitas cómodas de desempeño en donde todo está a mano, todo fue resuelto antes. Todo es como debiera ser. Y el mañana, ……también.

Transformar una máquina de hacer profesionales que egresen con sus alforjas ordenadas con datos exóticos conseguidos de después de transitar el único camino posible, en otra que fabrique gente interesada en ver las cosas de puntos de vista inéditos, siempre ubicada frente a encrucijadas de múltiples direcciones, que como parte de su comunidad, quieran producir un conocimiento científico que sea capaz de crecer todo el tiempo, e intente soluciones propias a problemáticas locales, podría comenzar a ser la tarea de todos.

La pregunta es cómo hacer. Cómo lograr este cambio, en donde los alumnos se sientan naturalmente impulsados a involucrarse en el proceso de construcción de conocimiento. Cómo motivarlos
No creo que esto sea posible con docentes que a su vez no se involucren, dedicándose a sumar datos para enseñar cada año, ubicados en el mismo ángulo del taller cada viernes, desde sus lugares privilegiados.

¿A dónde está la movilidad, la reunión productiva, la producción en comunidad, la creatividad, el compromiso, la crítica y autocrítica, el ser uno más entre los alumnos, el valorar lo que queda en el interior de cada uno después de treinta exámenes en lugar de promediar las notas de todos ellos para otorgar un medalla de oro al más alto?

Cada vez creemos saber más, y entonces indicamos con más precisión donde ir, ejerciendo una autoridad que los alumnos quieren seguir porque marca el camino a la promoción.

No llego a comprender la verdadera magnitud del problema, y menos aún a encontrar soluciones, pero en principio se me ocurre que, si fuéramos capaces de debatir sobre las estructuras que nos llevan a permanecer en un mismo nivel año tras año, proponer a los alumnos razonamientos enlatados por otros, ejercer el control desde una autoridad que nos arrogamos por haber leído un poco más, y permanecer más tiempo en el cargo, comenzaríamos a transitar un camino de construcción diferente de conocimiento, más ligada a los intereses comunitarios.

Si intentáramos no ocuparnos del mismo tema cada año, siendo docentes en niveles diferentes cada vez, y con diferentes objetos de estudio, quizá esto nos permita generar ámbitos de discusión reales entre docentes y alumnos, incorporando al docente al grupo de trabajo con intereses más genuinos de construir conocimiento grupal en un plano de mayor igualdad, y con su sentido de la autoridad un tanto relativizado por el menor caudal de datos sobre los temas que se aborden, y ser uno más. Este docente, tendrá que leer, discutir, abordar temáticas y producir junto a sus alumnos, conocimientos que sirvan a sus objetivos, estimulando la participación.
Quizá debiéramos promover que los docentes que poseen mayor caudal de información pasen a niveles donde lo tienen todo por leer, en ese caso, el liderazgo del grupo sería algo que no viene dado, y dependería cada vez de cada grupo.

Por supuesto que, estos cambios solo pueden operarse desde la necesidad de los cuadros intermedios de promover el debate e involucrarse y no, de la dirección pedagógica que reordene el plantel cada año.

El interés en la movilidad docente, y la horizontalidad del conocimiento a través del estudio de nuevas problemáticas que atraviesan el tiempo, vendrá cuando los propios docentes involucrados en la construcción de conocimiento significativo, necesiten salir de la parcela en que cada uno está, para ampliar la mirada.
Nada puede hacer la dirección pedagógica sin que este problema sea debatido en profundidad por cada docente y cada alumno, y propongan nuevos caminos a recorrer.

Lo que está a mi alcance, es ponerme en disponibilidad para integrar cualquier grupo de trabajo en el nivel que sea necesario, para exportar a su vez, otro docente al nivel en que me encuentro desde que comencé mi labor.

Cambios tan simples como intercambiar docentes, si desean por un tiempo determinado, promoverá una mirada horizontal en cada lugar donde se produzca el cambio, y esa mirada podrá plasmarse en trabajos que atraviesen los niveles y fijen la atención en las problemáticas, en forma ordenada y promovida desde los propios grupos de trabajo.

Por ultimo les comento, que no resulta fácil explicitar ideas ante las miradas de gente que tiene tanta y tan probada experiencia. Quedar expuesto no es fácil y creo que es labor de los más acreditados promover el debate y la intervención para el bien común, estimulando desde la comprensión y el acompañamiento a la variedad de ideas, opiniones y propuestas que surjan.

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